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Hace un mes se estrenó la cuarta temporada de «House Of Cards«, una de las series americanas que sigue más gente en la actualidad. Al tratarse de una serie política, las acciones de los personajes de la serie son analizados y sus acciones comentadas por los espectadores, quienes odian y/o aman a sus protagonistas.
El protagonista principal de House Of Cards es Frank Underwood, un demócrata que comparte el mismo sueño que la mayoría de los que se dedican a la política: convertirse en presidente. Kevin Spacey debe interpretar el papel de un hombre frío, calculador y muy inteligente, que no tiene ningún interés por cambiar su país o por el bien de los ciudadanos. Su único objetivo es conseguir el poder y permanecer en él lo máximo posible.
Pero Frank tiene un gran rival. Su mayor enemigo es a la vez la persona a la que más quiere y con quien comparte cama (sólo a veces): Claire Underwood, su mujer.

Claire, interpretada por Robin Wright, es la persona más parecida a Frank, ambos comparten sus virtudes y sus defectos. El problema quizás está en que no podemos no diferenciar cuáles son una cosa y cuales la otra.
Hablamos de una mujer que no tiene escrúpulos, no le importan los medios por conseguir un fin, no muestra nunca sus sentimientos, no muestra signos de empatía, juega con la gente sin tener remordimientos, es independiente, tenaz y, en ocasiones, cruel. Claire es el perfecto anti-héroe que, junto con el personaje de Spacey, logra que los espectadores la odien y la adoren al mismo tiempo. Tanto Frank como Claire tienen sed de poder y su deseo parece no satisfacerse nunca.
Su matrimonio no es aquel al que estamos acostumbrados a ver en la pequeña pantalla. Su amor no es romántico, ni para uno ni para el otro. Ambos son conscientes que su matrimonio es un contrato, una asociación entre dos personas que se ayudan para conseguir sus objetivos (tanto propios como comunes), aunque eso implique que a menudo deban enfrentarse entre ellos.
«To be an equal is to be a potential enemy at times. This is not an insult. It’s life.»
Desde la primera temporada vemos que Claire no está dispuesta a ser sólo «la mujer de Frank». Aunque a lo largo de la serie aparezcan otras parejas donde uno de los dos tiene un cargo importante y el otro se mantiene a la sombra, Claire no está dispuesta a ello. En varias ocasiones ella realiza acciones independientes para conseguir sus objetivos, aunque eso cause que su marido no logre los suyos. Por ejemplo, casi al final de la primera temporada Frank le pide a su mujer que hable con dos congresistas para convencerles de apoyar una ley que él estaba tratando de impulsar. Ella, en cambio, movida por sus propios intereses, no le hace caso y la votación hace que Frank salga perdiendo y sus planes se desmoronen.
En varias ocasiones Frank le pide ayuda o intenta que su mujer actúe de una manera u otra para que él obtenga beneficios, pero si esto supone que de alguna manera los propósitos de Claire no se cumplan o su figura no se vea reforzada, ella no aceptará ayudarle. Esta situación se repite varias veces y provoca fuertes enfrentamientos entre ambos. Él siempre siente que, de alguna manera, tiene más poder y fuerza que ella, ya que su puesto de trabajo siempre es superior al suyo, y argumenta que los beneficios que él pueda obtener son para los dos.
Los espectadores saben que esto no es así, que pese a que el marido de Claire sea más importante de cara al público, el poder real no lo tiene él. En su matrimonio está repartido al 50%. Cada uno sabe que su pareja tiene el poder de destruirle. Por eso intentan siempre trabajar juntos para llegar a obtener algo que les beneficie por igual.
Tal y como se ha dicho antes, el matrimonio entre Claire y Frank no es al que estamos acostumbrados. La relación que mantienen puede parecerse más a una unión empresarial donde se busca el beneficio conjunto. Cada uno tiene la «obligación» de ayudar al otro para que logre sus objetivos, ya que se supone que el otro hará lo mismo. Pero el fin de esta unión no es reforzarse como pareja, como colectivo, sino que lo único que pretenden es reforzarse a si mismos.
En muchas ocasiones hablan de Claire como si fuera el arma secreta de Frank, pero no es así: ella es su propia arma. Siempre apoyará a su marido, pero siempre pensando en que lo que haga tendrá repercusión positiva sobre si misma. Así forman lo que se describe muchas veces en la serie como el equipo perfecto.
En House Of Cards se nos presenta una nueva visión del matrimonio, alejada del amor romántico. Se habla de dos equivalentes, dos iguales que no se sacrifican por la otra persona, sino que persiguen sus propios objetivos y actúan buscando el beneficio propio. Es posible que haya gente que crea que Claire es egoísta por no sacrificarse por Frank, ya que él es quien ostenta más poder público de los dos, quien tiene una posición superior en la esfera profesional. El personaje de Wright no cede y se deja convencer por el discurso de «esto significa algo bueno para los dos» y siempre demuestra que hay otro modo de hacer las cosas en el cual ambos pueden salir ganando. Por ejemplo, en la cuarta temporada mantienen un intenso pulso porque Claire quiere que su marido la proponga como vicepresidente, cosa con la que él no está de acuerdo al principio porque cree que podría perjudicarle y por lo tanto no ganaría las elecciones (cosa que él utiliza como «algo bueno para los dos»). Finalmente él acaba cediendo a su petición cuando ella le demuestra la viabilidad de la petición y su capacidad de desempeñar la tarea.
Estamos acostumbrados a la idea de que la parte de la pareja que tenga menos cargo en el trabajo -normalmente la mujer- deba dejar su trabajo o sacrificar algunas de sus oportunidades que se le presenten por el bien de la familia o de la pareja. Claire no acepta esa condición, no quiere tener que renunciar a sus sueños por el beneficio de la pareja. Entiende que, en el peculiar matrimonio que comparte con Frank, sus aspiraciones tienen tanto peso y tanta importancia como las de él.
El personaje de Wright está lejos de parecerse al convencional personaje femenino al que estamos acostumbrados. No se deja llevar por sus sentimientos, no tiene empatía por otras mujeres y parece no tener ninguna simpatía por los niños o por la idea de ser madre. Tiene claros sus objetivos y, aunque lo esconda de cara al público, es una persona sin escrúpulos que hará cualquier cosa por alcanzar sus metas.
Su propia madre le decía que debía «fruncir menos el ceño y sonreír más», consejo al que ella no hace caso. No le interesa interpretar el papel de mujer agradable, sino el de persona que lucha por lo que quiere y que está dispuesta a todo para lograrlo.
En la segunda temporada conocemos uno de los detalles más íntimos de Claire: en la universidad había sido violada por otro estudiante que, más adelante, se convierte en un importante militar del ejército de los Estados Unidos. Debido a esto, Claire inicia una campaña para promover una nueva ley contra asalto sexual en el ejército, tarea a la que le dedica grandes esfuerzos. Finalmente decide retirar el proyecto y no presentar la ley porque entiende que a la larga iba a perjudicarla de cara a sus objetivos finales, a pesar que el tema le hubiera afectado en el pasado. Es decir que Claire deja de lado su moral y aleja sus problemas íntimos y personales pensando fría y racionalmente.
El discurso de Claire es agresivo y convincente, no se asusta de ninguna situación, sino que le planta cara por difícil que sea. Es incapaz de decir que no puede hacer algo, jamás admitirá no estar preparada para una tarea (al menos no lo sentirá realmente). No tiene miedo a hacer peticiones y exigir demandas sabiendo qué es lo que vale y qué sería justo para ella.
Como su marido, sus ideas no la empujan a realizar unas u otras acciones, sino que sólo se moverá pensando siempre en intentar hacerse con el máximo poder posible. Aunque ella comience trabajando con ONG’s y pretenda realizar planes para el saneamiento de agua y mejoras en el medio ambiente, no le interesa lo más mínimo el bien común. Actúa por propio interés.
Claire es un personaje alejado de lo convencional. Es una mujer dura que se enfrenta a todo aquel que se interponga su camino, aunque este sea su marido. Su actitud se aleja de lo corriente. Busca el poder y tiene un comportamiento asociado con la masculinidad. Por eso mismo, muchos son los que aplauden su actitud y piden que haya más mujeres como ella. Yo no estoy de acuerdo con esa petición.
Estoy de acuerdo con que Claire es un gran personaje, pero yo no quiero a gente así en la vida real. No me gustaría rodearme de personas con falta de empatía que les de igual qué ocurre a su alrededor mientras ellas salgan ganando. No lo quiero ni en hombres ni en mujeres. Despreciaría tanto a Claire como a Frank. La idea de perseguir un objetivo es totalmente entendible, pero si para ello tienes que pasar por encima de los demás y hacerles miserables como personas no estoy segura que valga la pena.
Somos seres individuales, pero vivimos en sociedades y necesitamos de un colectivo para poder lograr sentirnos satisfechos y cubrir todas nuestras necesidades. Si no tenemos en cuenta a los que nos rodean y sólo actuamos en beneficio propio, la colectividad se ve resentida y a la larga también nos perjudicará.
Lo que sí que defiendo es que, si existen estas personas (egoístas, despiadadas y carentes de empatía), deben serlo tanto hombres como mujeres. Que el género de una persona no nos determine.
Y como siempre, pondré fin a esta entrada con dos elementos. El primero es un video donde podemos ver a Claire actuando de la manera que se ha explicado: cruel y sin preocuparse por los demás.
El segundo es una de las frases que la representan:
Not just seen, I want to be significant